El Teh de cada uno


"Si se ha de creer a las antiguas leyendas, en el océano septentrional vive un inmenso pez (k'un), que puede tomar la forma de un pájaro (p'eng). Cuando este pájaro se levanta, sus alas se extienden en el cielo como nubes. Rozando las olas, en dirección al sud, toma impulso sobre una extensión de tres mil estadios (li), después se eleva sobre el viento a una altura de noventa mil estadios en el decurso de seis meses. 

¿Lo que se ve allá arriba, en el cielo, son tropillas de caballos salvajes que corren? ¿Es la materia pulverulenta que revolotea? ¿Son los hálitos que dan origen a los seres? ¿Y el azul es el Cielo mismo? ¿O no es sino el color del lejano infinito (en el cual el Cielo, el ser personal de los Anales y de las Odas, se esconde)? ¿Y desde allá arriba se ve esta tierra? ¿Y con qué forma? (¡Misterio!). Sea de ello lo que fuere, al elevarse sobre el vasto océano, llevado sólo por la gran masa de aire, único soporte capaz de sostener su inmensidad, el gran pájaro planea a una altura prodigiosa. 

Una cigarra, apenas nacida, y un pequeño pichón, al verlo, se rieron del gran pájaro y dijeron: ¿Para qué elevarse tanto ¿Para qué exponerse así? Nosotros nos contentamos con volar de rama en rama sin salir del suburbio, cuando caemos al suelo no nos hacemos mal. Cada día, sin fatiga, conseguimos lo que nos es necesario. (¿Para qué ir tan lejos? ¿Para qué subir tan alto?) ¿No aumenta la zozobra en proporción a la distancia (y a la altura)? Palabras de dos bestezuelas sobre un tema que sobrepasa su competencia. Un espíritu pequeño no comprende lo que un espíritu grande abarca. Una experiencia limitada no se extiende a los hechos lejanos. El hongo, que no dura sino una mañana, no sabe qué es una lunación. El insecto, que no vive sino un verano, no entiende nada de la sucesión de las estaciones. No pidáis a los seres efímeros noticias sobre la gran tortuga, cuyo período es de cinco siglos; sobre el gran árbol, cuyo ciclo es de ocho mil años. Aún el viejo P'eng Chou no os dirá nada sobre aquello que está más allá de los ocho siglos que la tradición le atribuye. (A cada ser, su propia fórmula de desarrollo"). 

Nada es. en sí, alto o bajo, grande o pequeño, largo o corto. Sólo lo es en relación a una determinada capacidad o virtud (teh). Lo que es adecuado para el gran pájaro (p'eng), que recorre una enorme distancia entre el extremo norte y el extremo sud, no lo es para el pichón o la cigarra, que nunca recorrieron los senderos del suburbio. Lo que es propio del teh del primero no lo es del de los segundos.

El más común de los errores humanos consiste en no comprender que cada ente en el Universo tiene su teh y que todo es relativo al teh de cada uno.


Chuang Tzé

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